15 dic 2014

Bioshock, Rapture

En esta entrada me gustaría hablar de otro libro, si se me permite.
Como ya he hablado un poco de la saga bioshock , me apetecía seguir un poco con ese tema, y por si os habíais quedado con ganas de más, recomendaros esta novela que narra lo que ocurrió antes y durante Rapture. Además, sirve para, -si os habíais quedado un poco confusos después de pasaros el juego,- cerrar cualquier brecha que se hubiera quedado abierta, y darle punto final (¿?, o puede que no, que tal vez vaya a salir otro nuevo juego) a la historia. 

El protagonista del libro no es el gran Andrew Ryan, gran filósofo, filántropo, multimillonario…, y mejor persona; sino Bill McDonagh, al que los más agudos recordareis de algunas grabaciones que recogimos durante el videojuego. También nos presenta a Fontaine (y no, ese no es su verdadero nombre; pero eso ya lo sabíais, ¿no?, uy…). 

La novela narra varios años, desde que Ryan conoce a McDonagh, hasta que empieza la decadencia de Rapture (que es el nombre de la ciudad submarina. Si no lo sabías…, en serio, tienes que hacértelo mirar). Así que si esperabais ampliar la historia, lo siento por vosotros, pero esto es solo una precuela. 

De todas maneras, si piensas que no te va a gustar por ser una novela de ciencia ficción, te equivocas. También retrata temas históricos (la historia se sitúa tras la GM y las políticas del New Deal) y temas filosóficos e ideológicos (marxismo, comunismo, capitalismo, libertad…). Es un libro que puede hacerte cambiar el modo de pensar. Y es que encima es una historia sobre utopías y distopías que te hace pensar en las restricciones que se deben o no imponer a la hora de definir la libertad, en si nuestra vida mejoraría o no dejando de lado la moral, en los avances que se podrían dar en una sociedad sin leyes y con un mercado realmente libre…


En fin, que es una historia de esas que engancha, aunque ya sepas cómo acaba, y de esas que te marca y te abre los ojos. Es una historia en la que empatizas con los personajes, y que está narrada de tal forma, que lo que antes considerabas imposible y ficción típica de un videojuego, acaba pareciéndose a algo que podría ocurrir si no tenemos cuidado al distinguir entre libertad y libertinaje.

Bioshock

¿Qué decir de la franquicia ( se puede llamar así, ¿no?) de Bioshock que no se haya dicho ya? Es una de las mejores, -y más criticadas- sagas (para bien o para mal) de los videojuegos en los últimos años, y sin embargo, eso no ha impedido que la compañía responsable de que este título viera la luz acabara cerrando.

Hablar de Bioshock es hablar de lo mejor de los videojuegos. Puede que parezca que no es más que un juego de acción en primera persona, pero cuando empezamos a jugarlo, nos damos cuenta de que Irrational ha sido capaz de imaginar cómo sería el futuro, si los grandes acontecimientos históricos se hubieran visto de otra forma. Cuando digo esto no estoy comparándolo con Wolfenstein (juego clásico que consiste en matar nazis, y al final, al mismísimo Hitler, y del que hace poco se sacó una nueva adaptación). Ni mucho menos, ya que sendos juegos son muy distintos y tienen muy poco que ver el uno con el otro.

La saga Bioshock, de la que de momento han salido tres entregas (si no contamos los DLCs, aunque por lo menos el de Panteón marino debería incluirse como otro juego aparte más), representaron en su momento (e incluso ahora) un gran avance en el mundo de los videojuegos. A mí personalmente, que no me gustan mucho los juegos de disparos (sí, aunque no lo parezca, no soy muy fan de los shooters. Es más, todos los que he jugado y que ahora recomiendo, los probé bien porque me “obligaron” a jugarlos después de vendérmelos muy bien, o porque las críticas, videos, etc. Sobre esos juegos me llevaron a probar la demo; o a probarlos en tienda), esta trilogía me vuelve loco, porque es muy difícil sacarle pegas. Vale que empecé con Bioshock Infinite, porque los otros dos estaban agotados en formato físico (lo de formato físico es para referirme a que cuando vas a la tienda no tienen el juego en disco con su caja y manual, y lo he usado para distinguirlo del formato digital que es descargarte el juego a tu consola tras su correspondiente pago; que siempre hay algún tiquismiquis que si no lo hubiera dicho empezaría: “¿Cómo agotado? Si es imposible que se agote una descarga”. Pues a mí no me gusta descargar juegos. Prefiero tenerlos en su caja, que así no se me llena la memoria de la consola.), y vale que a lo mejor por eso me cuesta tanto aceptar que se diga que este último es malo en comparación con los anteriores. Pero es que no es peor. Es una historia distinta. Se le suele criticar sobre todo porque pasa de la claustrofobia que sentía el jugador en la ciudad sumergida de Rapture, a la agorafobia que se siente en Columbia; una ciudad que se encuentra formada por islas que flotan sobre las nubes.

Puede parecer que son historias que no tienen nada que ver una con la otra, pero cuando descubres la trama en ambos juegos (vamos a suponer que Bioshock  y Bioshock 2 pertenecen a un mismo juego porque al fin y al cabo ambos suceden casi al mismo tiempo y en el mismo lugar), te das cuenta de que están íntimamente conectados.

Otro aspecto que he oído mucho criticar, es que en Bioshock Infinite el protagonista no sea ningún extraño o desconocido como ocurría en las primeras entregas, en las que solo conocíamos al protagonista por sus “manos”, sino que al hablar e interactuar con otros personajes, y encima de forma automática (sí, hombre, que no sale lo típico de que te caes y pone “pulsa A para agarrarte” y esas cosas. Solo tienes un par de acciones para realizar, y tampoco suponen nada para la partida).
Pero dejando esos aspectos a un lado, es increíble lo bien que han “envejecido” estos juegos, que si te pusieras a jugarlos hoy mismo te daría la sensación de que son juegos que han salido hace nada, y eso que el primer Bioshock es del 2007. Además, que es muy fácil criticar y decir eso de que las segundas partes no son buenas (sí, con segundas partes me refiero a Infinite. He vuelto a juntar el primer Bioshock con el segundo), pero lo que ocurre es que nadie se ha parado a pensar que para los primeros se buscaba dar protagonismo a Rapture por encima de los personajes, mientras que con el último se buscaba dotar a los personajes de más realismo y emotividad, y he de decir que en ambos casos lo consiguieron.

Bioshock no es solo un juego (tres en realidad), sino una especie de experimento sociopolítico que hace replantearse muchas cosas, ya sea la moral-libertad en el primero o la religión-pureza en el segundo, junto con las ideologías en ambos. Para aquellos que se encuentren un poco perdidos con los juegos, debería aclarar que el primero se centra en los plásmidos, abarcando con ellos la ciencia, las capacidades latentes en el ser humano, el mercado y el poder; mientras que el segundo se centra en los portales dimensionales (lo que viene a ser poder visitar otras dimensiones), abarcando con ello la religión, la pureza de la raza, la diferencia y lucha de clases, y la colonización de aquellos que están “equivocados”.


En fin que los tres juegos tienen mucho para ser analizados tanto sociológica como política y como narrativamente. Pero no nos olvidemos de que son videojuegos, que ni de lejos están definiendo la realidad. ¿O sí?


Gangs of New York

Como ya dije, esta sección va a ir dedicada a todo tipo de material, -ya sean libros, películas, música, series...- que se me ocurra. En esta ocasión me gustaría hablar sobre esta maravillosa película de Martin Scorsese (como no va a ser genial, si es de este tío) donde hay amor, acción, venganza, comedia (¿?; un poco sí que hay)… 

Voy a intentar no dar muchos detalles para no spoilear a quienes no la hayan visto, porque es una película de esas que hay que ver de principio a fin. Puede que os eche un poco para atrás a los aficionados a comedias románticas de esas que al final todo sale bien y que siguen el mismo patrón, porque todas son iguales:
 El/la protagonista es muy feliz y superficial. Tiene un problema relacionado bien con su pareja, bien con su trabajo que es de esos que todos quisiéramos tener porque no trabaja nada y gana millones. Su mejor amiga/amigo le recomienda que se vaya por ahí, generalmente a un pueblecito de esos perdido de la mano de Dios. Cuando llega a ese nuevo lugar, ve a todos como paletos, y conoce a alguien con quien empieza a flirtear, hasta que llega un momento en que se el/la prota se hace amigo/a de todos los pueblerinos y empieza una relación sentimental con el/la paleto/a que está bueno/a. Pero de pronto le llaman de su antigua vida pidiéndole que vuelva, que por lo que sea esos problemas que tenía se han solucionado. Él o ella tiene una pelea con su nuevo “amor” y vuelve a la gran ciudad (digo lo de gran ciudad porque la historia siempre le sucede a un/a ricachón/a y sí, vive en ciudades de esas con rascacielos). Pero de pronto, cuando está en el trabajo, tiene una charla, o recibe una llamada o le pasa algo insignificante, y vuelve al pueblo con sus amigos paletos y su pareja paleta y todos viven felices.

Bueno. Pues en Gangs of New York lo único que se parece un poco es que el prota, Leonardo DiCaprio (si eres tía y no pensabas darle una oportunidad a la película seguro que ahora has cambiado de opinión, ¿a que sí?) “abandona” su hogar y cuando crece y se hace un hombretón, vuelve. Ah, y también que tiene un lio con Cameron Diaz, actriz típica de comedia romántica/ película romántica a secas, que hace de chica “alegre” (quien lo quera entender, que lo haga,- seguro que si eres un tío y no pensabas darle una oportunidad a la película ahora has cambiado de opinión, ¿a que sí?). Y para rematar, aparece Daniel Day-Lewis haciendo el papel de “malo” y disfrazado de una especie de Lincoln (que casualidad, ya se olía uno de sus siguientes personajes) con el pelo grasiento y bastante sádico.


Pues ya hay poco más que decir; que la película va de bandas, pero bandas de esas antiguas, cuando se acababa de abolir la esclavitud (más o menos) en EE.UU. (hay que leerlo E-e-u-u, no estados unidos, que así hace más gracia), de racismo, de inmigrantes de recuperar el honor perdido, y de venganza, que es, al fin y al cabo, lo que más mola de la cinta.

Spec Ops: The line

Spec Ops puede pareceros otro juego más de tiros, pero voy a intentar haceros cambiar de opinión.
Lo primero que hay que saber, es que es un juego desarrollado por Yager (como el de los Rolling Stones)  Development, un pequeño estudio de gran calidad. Asi que no os penséis que esto va a ser un Call of Duty u otro por el estilo.

 El juego está hecho en perspectiva de tercera persona, lo que creo que está hecho para evitar que nos sintamos “el” protagonsita, aunque no dejemos de sentirnos “como él”. Esto puede sonar raro, pero quien lo haya jugado me comprenderá. Es un juego muy adulto (quizá demasiado, para lo que estamos acostumbrados a ver, aunque ahí esta GTA 5 y toda esa violencia gratuita). Es un juego que va cambiando a medida que avanzamos, y aunque el juego en sí sea un shooter, está tan logrado, que cada bala que disparamos la sentimos de verdad, y cada enemigo que nos cargamos se siente como una verdadera muerte.
Puede parecer un juego sencillo, pero está hecho de tal forma, que vemos que todos los personajes son humanos, no hay superhéroes o supervillanos de por medio, por lo que habrá momentos en los que estemos jugando y nos planteemos si lo que hacemos es o no justo. Es un juego para pensar, y lo demuestra en varias ocasiones, en las que se nos obliga a tomar una serie de decisiones, pudiendo elegir a, b, o c; que consistirá en seguir adelante sin decidir nada, con sus respectivas consecuencias. 

Es realmente bueno a nivel técnico, porque a lo largo de la trama, para evitar que por un momento nos salgamos de esa tensión de que la historia bien podría ser real, vemos cómo los protagonistas acaban llenos de sangre y heridas y cómo baja su moral. Además, ni falta hace mencionar la arena y las tormentas de arena o la importancia de la ciudad de Dubái, con esos inmensos edificios. 

Otro punto que está muy bien retratado es que las coberturas no son perfectas, y que tanto si estamos “protegiéndonos” detrás de una, o corremos para hacerlo, una bala (o lluvia de balas si estás jugando en la última dificultad) bien apuntada puede hacerte pensar dos veces si merece la pena arriesgarse y avanzar durante una oleada. Otro tema que la gente de Yager ha conseguido es que haya momentos épicos en el juego, ya sea corriendo para escondernos, o disparando, puesto que el factor humano está muy presente, y cuando llevas a cabo una acción como cargarte a cuatro tíos sin apuntar, a pecho descubierto, y sin cambiar de cargador, te sientes muy grande.

 Vale que es un título que una vez acabado, no llama demasiado para una segunda vuelta, porque es como una novela o una película, y aunque tiene unos cuantos coleccionables, estos tampoco llaman demasiado la atención. Pero es que la atención se tiene que poner en la trama, no en los pequeños detalles.


...Es increíble que después de todo lo que haya escrito, aún ni haya empezado a hablar del juego en sí.

La historia se centra en un equipo de los Delta Force americanos, que es enviado a Dubái, después de que una serie de tormentas de arena hayan provocado el caos en el lugar y un batallón de élite haya sido enviado a la ciudad para evacuarla. Sin embargo, por lo que sea, se ha perdido la señal con el comandante Kurtz, digo Konrad (sí es una referencia a El corazón de las tinieblas/ Apocalypse now, porque son claras influencias del juego). 
Es un juego que puede herir muy fácilmente la sensibilidad, por lo que no es apto para mucha gente (y menos para niños pequeños). Aparte de eso, si te gustan las grandes historias y estás cansado de que juegos como Call of Duty o Battlefield sean considerados los grandes del género, cuando su historia principal la puedes acabar en un día, y están enfocados solo al modo multijugador, este es tu juego.