Internet cuenta con un gran
número de peligros bajo sus redes. Porque a medida que iba avanzando la
tecnología, también lo hacían los accesos a la web. De esta forma, aunque a los
usuarios siempre se nos ha hablado de las ventajas de, por ejemplo, contar con
cámaras en todos los dispositivos a nuestra disposición, o de poder desbloquear
nuestros Smartphones con tan solo pulsar con un dedo en la pantalla; lo cierto
es que esto solo simplifica lo que antes necesitaba de complejísimos programas
de hackeo.
De hecho, el tema sería tan
grave, que incluso personalidades como el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, o
el director del FBI, James Comey, no solo han hablado de la importancia de
protegernos de cualquier posible ataque a nuestra intimidad, sino que ellos
mismos cuentan con medidas para evitar este tipo de invasiones. Y si
bien, en este caso todo llevaría a pensar que uno de los hombres más ricos del
mundo, y una de las personas situadas en las más altas esferas de la defensa
norteamericana contarían con sofisticados métodos para evitar que sus cámaras y
micrófonos fuesen hackeados, la verdad no podía ser más dispar.
Porque tanto Zuckerberg como
Comey usan uno de los métodos de protección más sencillo a la par que eficaz que
existe: un pequeño adhesivo para impedir que cámaras o micrófonos de PC o
Smartphone puedan recoger cualquier sonido o imagen que ellos no quieran
transmitir.
Esto concretamente; que dos
personas con tanto poder tengan que recurrir a un método tan sencillo, es lo
que ha alarmado a muchos internautas. Y sobre todo, cuando uno de los que basa la
protección de sus datos sea el mismísimo jefe de Facebook que, aseguraba que no
había ningún problema cuando su aplicación pedía, entre otros, permiso para
acceder a la cámara y al micrófono de nuestro móvil. Y aún más, después de que
sea Facebook una de las compañías más poderosas del mundo virtual. Porque cuando
se habla de Facebook, se habla también de Instagram, de WhatsApp, y de multitud
de aplicaciones que nos “facilitan” el acceso a ellas a través de la cuenta de
la compañía de Zuckerberg.
Y el problema no acaba aquí. Porque,
si bien el acceso remoto a nuestras cámaras, ya sean de PC, de Smartphone, e
incluso cámaras de seguridad de nuestro edificio, es actualmente un juego de
niños que miles de páginas web se encargan de enseñarnos, cualquiera podría
pensar que el peso de una buena contraseña disminuiría la posibilidad de este
tipo de ataques.
Lo cierto es que esto último es
tan cierto como falso. Porque, si bien una contraseña fuerte contrarresta la
intención de los hackers de atacar nuestros dispositivos, estos han encontrado
otras formas más eficaces de atravesar esta barrera.
Así que, en lugar de mirar por la
fuerza de nuestras claves (sobre todo para nuestras cuentas de correo electrónico),
debemos estudiar bien qué clase de correos abrimos, y cómo eliminamos los
correos no deseados. Porque a pesar de que los virus virtuales continúan a la orden
del día, cada vez son más los programas del tipo troyano los que pueblan el
mundo virtual. Comúnmente conocidos como RAT (Troyanos de Acceso Remoto), estos
“nuevos virus” infectan nuestros dispositivos en el momento en que decidimos abrir
un correo, o cuando miramos ese mensaje de WhatsApp que en principio no parecía
tener nada de raro.
Pero también, cuando no limpiamos
nuestra bandeja de entrada de correo basura, o no eliminamos definitivamente ese
correo tan sospechoso.
Aun así, la importancia de una
buena contraseña sigue siendo vital para nuestros dispositivos móviles, si
somos de los que pensamos que la seguridad del futuro se encuentra en los
lectores de huellas digitales. Porque hace unos años este tipo de seguridad que
todavía sonaba a ciencia ficción se combatía con medidas muy caseras, como
podía verse en toda clase de películas de espías (guantes de látex con las
huellas de quien abriera la cámara bancaria, polvos de talco para poder
conseguir esa huella del dedo de una copa de cristal…). Pero desde 2013 este
tipo de hackeo se ha vuelto mucho más avanzado. En ese año, precisamente, una web
de hacktivistas decidió colgar en Internet las huellas dactilares del ministro
de interior alemán. Y desde entonces la tecnología ha evolucionado de tal modo,
que ahora es posible hackear cualquier huella dactilar de forma virtual y remota.
Y desgraciadamente, mientras que las contraseñas alfanuméricas pueden
cambiarse, las huellas digitales no.
Por otra parte, el apasionante
mundo de las huellas dactilares para seguridad, como suele pasar con este tipo
de avances, no estaban del todo previsto por la justicia. Hasta ahora. Porque,
al menos en Estados Unidos las huellas dactilares, al considerarse una prueba
física, pueden usarse como plazca por la policía. Es decir, mientras que por
ley todo aquello que cuente con una contraseña que vele por la intimidad de alguien
está protegido, no ocurre lo mismo con las huellas como clave de acceso. Por lo
tanto, la policía tiene total libertad a la hora de acceder a cualquier
dispositivo que se desbloquee con una huella dactilar.
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