10 mar 2019

La facilidad de acceso a Internet, una nueva espada de Damocles


Internet cuenta con un gran número de peligros bajo sus redes. Porque a medida que iba avanzando la tecnología, también lo hacían los accesos a la web. De esta forma, aunque a los usuarios siempre se nos ha hablado de las ventajas de, por ejemplo, contar con cámaras en todos los dispositivos a nuestra disposición, o de poder desbloquear nuestros Smartphones con tan solo pulsar con un dedo en la pantalla; lo cierto es que esto solo simplifica lo que antes necesitaba de complejísimos programas de hackeo.

De hecho, el tema sería tan grave, que incluso personalidades como el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, o el director del FBI, James Comey, no solo han hablado de la importancia de protegernos de cualquier posible ataque a nuestra intimidad, sino que ellos mismos cuentan con medidas para evitar este tipo de invasiones. Y si bien, en este caso todo llevaría a pensar que uno de los hombres más ricos del mundo, y una de las personas situadas en las más altas esferas de la defensa norteamericana contarían con sofisticados métodos para evitar que sus cámaras y micrófonos fuesen hackeados, la verdad no podía ser más dispar.

Porque tanto Zuckerberg como Comey usan uno de los métodos de protección más sencillo a la par que eficaz que existe: un pequeño adhesivo para impedir que cámaras o micrófonos de PC o Smartphone puedan recoger cualquier sonido o imagen que ellos no quieran transmitir.



Esto concretamente; que dos personas con tanto poder tengan que recurrir a un método tan sencillo, es lo que ha alarmado a muchos internautas. Y sobre todo, cuando uno de los que basa la protección de sus datos sea el mismísimo jefe de Facebook que, aseguraba que no había ningún problema cuando su aplicación pedía, entre otros, permiso para acceder a la cámara y al micrófono de nuestro móvil. Y aún más, después de que sea Facebook una de las compañías más poderosas del mundo virtual. Porque cuando se habla de Facebook, se habla también de Instagram, de WhatsApp, y de multitud de aplicaciones que nos “facilitan” el acceso a ellas a través de la cuenta de la compañía de Zuckerberg.

Y el problema no acaba aquí. Porque, si bien el acceso remoto a nuestras cámaras, ya sean de PC, de Smartphone, e incluso cámaras de seguridad de nuestro edificio, es actualmente un juego de niños que miles de páginas web se encargan de enseñarnos, cualquiera podría pensar que el peso de una buena contraseña disminuiría la posibilidad de este tipo de ataques.

Lo cierto es que esto último es tan cierto como falso. Porque, si bien una contraseña fuerte contrarresta la intención de los hackers de atacar nuestros dispositivos, estos han encontrado otras formas más eficaces de atravesar esta barrera.



Así que, en lugar de mirar por la fuerza de nuestras claves (sobre todo para nuestras cuentas de correo electrónico), debemos estudiar bien qué clase de correos abrimos, y cómo eliminamos los correos no deseados. Porque a pesar de que los virus virtuales continúan a la orden del día, cada vez son más los programas del tipo troyano los que pueblan el mundo virtual. Comúnmente conocidos como RAT (Troyanos de Acceso Remoto), estos “nuevos virus” infectan nuestros dispositivos en el momento en que decidimos abrir un correo, o cuando miramos ese mensaje de WhatsApp que en principio no parecía tener nada de raro.

Pero también, cuando no limpiamos nuestra bandeja de entrada de correo basura, o no eliminamos definitivamente ese correo tan sospechoso.

Aun así, la importancia de una buena contraseña sigue siendo vital para nuestros dispositivos móviles, si somos de los que pensamos que la seguridad del futuro se encuentra en los lectores de huellas digitales. Porque hace unos años este tipo de seguridad que todavía sonaba a ciencia ficción se combatía con medidas muy caseras, como podía verse en toda clase de películas de espías (guantes de látex con las huellas de quien abriera la cámara bancaria, polvos de talco para poder conseguir esa huella del dedo de una copa de cristal…). Pero desde 2013 este tipo de hackeo se ha vuelto mucho más avanzado. En ese año, precisamente, una web de hacktivistas decidió colgar en Internet las huellas dactilares del ministro de interior alemán. Y desde entonces la tecnología ha evolucionado de tal modo, que ahora es posible hackear cualquier huella dactilar de forma virtual y remota. Y desgraciadamente, mientras que las contraseñas alfanuméricas pueden cambiarse, las huellas digitales no.

Por otra parte, el apasionante mundo de las huellas dactilares para seguridad, como suele pasar con este tipo de avances, no estaban del todo previsto por la justicia. Hasta ahora. Porque, al menos en Estados Unidos las huellas dactilares, al considerarse una prueba física, pueden usarse como plazca por la policía. Es decir, mientras que por ley todo aquello que cuente con una contraseña que vele por la intimidad de alguien está protegido, no ocurre lo mismo con las huellas como clave de acceso. Por lo tanto, la policía tiene total libertad a la hora de acceder a cualquier dispositivo que se desbloquee con una huella dactilar.

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